La micosis fungoide representa la mayoría de linfomas cutáneos de células T primarios, sin embargo, su incidencia se estima en 5.6 por un millón de personas, lo que la hace una condición poco conocida por la población general.
A pesar de que puede aparecer en hombres y mujeres, sin duda afecta más a adultos del género masculino, particularmente entre los 50- 60 años de edad.
Es una condición que tiene un curso lento y progresivo. Aparece como manchas, pápulas o placas de diferente extensión, por lo que en las etapas iniciales, puede asemejarse a otras enfermedades inflamatorias de la piel.
Es importante tener en cuenta que los linfomas son un tipo de cáncer donde hay afectación de células del sistema inmune, sin embargo, la mayoría de pacientes con micosis fungoide suelen presentar un buen pronóstico por la evolución lenta de la enfermedad y el estadio en el que se encuentra en el momento de su diagnóstico.
La fototerapia, específicamente con tipos de luz UVB-NB y la PUVA, sigue siendo el tratamiento de elección para los estadios tempranos (I y II). En fases con placas gruesas, nódulos o eritrodermia se puede utilizar la luz UVA-1.
Se debe tener presente que esta patología requiere un manejo integral con el médico de cabecera, médico oncólogo y dermatólogo.